El corazón puede repararse

El corazón puede repararse

Eso ya lo sabíamos, incluso entre los mamíferos, el corazón tiene una capacidad regenerativa, contrariamente a lo que se ha pensado durante mucho tiempo. En 2001, en una investigación con ratones, un equipo observó nuevas células en el nivel de las lesiones cardiacas, como si se hubieran curado. Recientemente, un equipo americano ha encontrado células madre en el músculo del corazón, capaces de reproducirse y transformarse en otros tipos de células presentes en el corazón.

Situar este tipo de células madre en el nivel de daño cardíaco parece un posible tratamiento para una forma de curación. Pero es posible otra forma: para estimular la capacidad de las células musculares del corazón (cardiomiocitos) para dividirse y multiplicarse. Pocas intentarán la aventura – 0,6% – y entre ellas, muy pocas (una octava parte) tienen éxito.

Imagen de un cardiomiocito
Imagen de un cardiomiocito

Este es el camino siguen Bernhard Kühn y sus colaboradores (Children’s Hospital y Harvard Medical School, Boston). En 2007, los investigadores fueron capaces de estimular la división de cardiomiocitos en ratas con un parche impregnados de periostine, un derivado de la pared ósea, que se encuentra en abundancia en los tejidos del feto o del adulto, en una lesión muscular, pero todavía muy raro en el corazón. Esta técnica se encuentra ahora en los ensayos preclínicos en el Hospital for Sick Children en Boston.

El mismo equipo ahora tiene que ir un poco más lejos. Después de causar ataques al corazón en ratones, los investigadores inyectaron a los animales una proteína llamada neuregulina-1, NRG1. Bien conocida, esta molécula juega un papel importante en el feto, el factor de crecimiento del sistema nervioso (de ahí su nombre), y también en el músculo del corazón.

Después de doce semanas de tratamiento y dos semanas de espera (para eliminar los efectos directos de la NRG1, explican los autores del estudio), los corazones de los ratones tratados mostraron cicatrices 46% menores que en los animales no tratados. Además, el corazón se está recuperando mucho mejor y el poder de la bomba cardiaca parece más grande.

Tratando de comprender los mecanismos implicados, el equipo, en otro experimento, estudió el efecto de la estimulación de un receptor de NRG1, ErbB4. Una vez más, ha dado lugar a una inusual proliferación de cardiomiocitos. La observación de lo que ha alertado a los científicos. Un medicamento utilizado contra el cáncer de mama, Herceptin (un anticuerpo monoclonal), es precisamente por la inhibición de un receptor similar a ErbB4 y algunas mujeres tratadas con este fármaco desarrollar peoblemas de corazón. Si existe un vínculo entre la actividad de este receptor y el desarrollo de tumores, se debe tener precaución con el uso de esta sustancia.

Los investigadores también descubrieron que el NRG1 preferentemente actúa en cardiomiocitos en un solo núcleo. La investigación prosigue para comprender mejor esta selectividad, siempre que la proporción de cardiomiocitos en un solo núcleo varía considerablemente de una especie a otra. El efecto en los seres humanos adultos puede ser bastante diferente de la observada en los ratones.

El camino que conduce a una aplicación terapéutica es probable que sea largo, pero los autores del estudio hacen hincapié en las ventajas de ese proceso, a fin de estimular la proliferación de células del propio paciente, en comparación con el método – todavía hipotético – la de las células madre implantadas, mucho más invasivas.

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