EL ozono es un oxidante muy potente y actúa sobre la membrana de las células destruyéndolas por oxidación, así oxida hierro y manganeso, depurando y descomponiendo químicos como son el benceno, cetónas, ácidos, derivados del azufre, detergentes, cianuro, nitritos, fenoles, pesticidas y herbicidas, el moho de los aires acondicionados de vehículos y edificios y el amoniaco de los aseos.
Desinfecta los excrementos de las granjas de animales o el de los recipientes utilizados para los animales.
El ozono convierte el altamente tóxico monóxido de carbono, producido por la automoción en las grandes ciudades, en inofensivo dióxido de carbono.
El ozono es el compuesto más oxidante después del flúor (un gas muy venenoso para el ser humano), pero a diferencia de éste, el Ozono, en cantidades controladas, resulta beneficioso para el ser humano, para los animales y las plantas.
No genera residuos contaminantes, sino que su residuo es la simple molécula de oxígeno (O2).
En la actualidad, el Ozono es la herramienta más efectiva para conseguir las más potentes y mejores garantías de desinfección, siendo del orden de 300 a 3.000 veces más efectivo que el cloro. De este modo, consigue destruir microorganismos que el cloro no elimina y además, lo realiza en periodos de exposición muy reducidos.